matar o morir

martes, octubre 28, 2008

El impacto ambiental que producen las empresas madereras y los cazadores furtivos.

El impacto ambiental que producen las empresas madereras y los cazadores furtivos.

Actualmente las dos comunidades están siendo afectadas por las operaciones legales e ilegales que practican empresas y personas dentro de sus territorios de vida. La explotación legal incluye:
(a) Apertura de caminos, senderos y ”claros” que actúan como cuñas longitudinales y focos de erosión potencial, ya que la falta de vegetación y la presencia de un suelo frágil y erosionable (Oxisoles) facilita su degradación. La multiplicación de las ”cuñas de erosión potencial” y de las ”cuñas de erosión reales” continúa en la actualidad a ritmo exponencial. Los autores de este trabajo pudieron comprobar que incluso en períodos cortos de tiempo (tres meses) prosigue indiscriminadamente la apertura de nuevos caminos y el injustificado ensanchamiento de los existentes.
(b) La extracción selectiva de maderas de valor comercial desconoce las necesidades de las comunidades Mbya en materia de plantas medicinales, fundamentales para su salud. Los árboles extraídos por la empresa maderera incluye ejemplares que por su edad y dimensiones son únicos para la provisión de medicamentos naturales. Mocona S.A. ha estado extrayendo árboles vitales para el mantenimiento de la salud y la cultura Mbya, un aspecto que no considera específicamente el gobierno de Misiones al autorizar explotaciones en la Reserva de la Biosfera de Yaboti (ver abajo). Este saqueo de la farmacopea nativa es de extrema gravedad, y puede ser responsable de que aumente la morbilidad y la mortalidad en las comunidades Tekoa Yma y Tekoa Kapi’i Yvate. Dada la gravedad de este hecho, consideramos que el gobierno de Misiones debe impedir la extracción de toda especie forestal con propiedades medicinales. Requerimos además se deslinden las responsabilidades que pudieran haber tenido los particulares y el Estado en esta extracción, y en sus posibles efectos negativos sobre la salud de los Mbya.
(c) La extracción selectiva de maderas nativas de valor comercial ignora la ecología de la selva, y la capacidad de carga de cada población de árboles. Al revisar las normas vigentes y las publicaciones disponibles advertimos que no existen estudios ecológicos para cada una de las especies utilizadas, y que por lo tanto no se han establecido los valores ”K” y ”K/2” para cada una de ellas en función del sistema de selva. Pese a ello, el gobierno de Misiones ha estado autorizando su extracción con legislación que beneficia a las madereras, y perjudica a los Mbya y la selva. Las normas que aplica actualmente el Ministerio de Ecología de Misiones son científicamente pobres, tienen demasiadas inexactitudes técnicas, e ignoran la ecología selvática. Esto explica porqué, en un nuevo acto de barbarie legal, la empresa taló 120 árboles muy cerca del templo de la comunidad de Tekoa Yma.
(d) La destrucción de la vegetación nativa por operaciones de tumbada y manipulación de los rollizos genera ”cuñas de destrucción biológica” y ”cuñas de erosión potencial” cuyos efectos son visibles y crecientes en el área de vida de las dos comunidades. Cada árbol que se extrae destruye la mayor parte de la biota asociada a sus ramas y troncos, lo que equivale a un importante drenaje de germoplasma. Muchas de las especies destruidas por tumbada, o que vivían en las ramas y corteza de los árboles extraídos, no podrán ser empleadas como medicina ni elementos constructivos por las dos comunidades Mbya. Las normas de manejo que hoy se aplican omiten por completo estos temas.
(e) Las actividades de explotación, que incluyen trabajo de grandes máquinas, uso de motosierras, tumbada de árboles y remoción de suelo generan ruidos molestos que ahuyentan a la fauna nativa. Se generan así islas de ruido e impacto negativo que provocan la migración de biota. La fauna desplazada genera a su vez trastornos territoriales al invadir espacios que están ocupados por otros ejemplares de la misma especie. El funcionamiento de las grandes máquinas y de las motosierras también afecta psicológicamente a los Mbya, que asocian sus ruidos a la destrucción de la selva, y por lo tanto, a la menor disponibilidad de alimentos, medicinas y materiales de construcción.
(f) Existe finalmente un impacto ambiental negativo por suma y potenciación de todos los impactos anteriores, lo que explica el grave e irreversible deterioro que está sufriendo la selva Paranaense en todo el territorio de vida de las comunidades Tekoa Yma y Tekoa Kapi’i Yvate.
Nosotros pudimos comprobar la degradación sufrida en todo el Lote 8, donde solo queda una reducida porción de ambiente menos alterado. Incluso en esta porción, donde la empresa pretendía continuar la explotación a juzgar por la apertura de camino (sendero de Pepirí, junto a la comunidad de Tekoa Yma), la disminución del número de ejemplares de árboles que detectamos es alarmante. Comparando los resultados que obtuvimos al censar el número total de árboles de una parcela con los datos que registró Tortorelli en 1956, ambos referidos a una hectárea de superficie, el guatambú (Balfourodendron riedelianum) se redujo en un 89,48 por ciento; la grapia (Apuleia leiocarpa) en un 81,82; la canjerana (Cabralea canjerana) en un 75,00; la canela (Ocotea acutifolia) en un 73,80; el cedro (Cederla fissilis) en un 57,15, y el anchico colorado (Piptadenia rigida) disminuyó en un 33,34 por ciento. Cabe anotar que la mayor parte de estas especies es utilizada por los Mbya como plantas medicinales.

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